Gracias a Nuestro compañero Jose, alumno junto con el Maestro Fernando Chamizo de Umberto Aravena (destacado discípulo del Gran Maestro Raúl Gutierrez, precursor del kenpo karate en España), hemos localizado una referencia a los artistas de kenpo Español, que a juicio del autor merece la pena resaltar para hacerse una idea aproximada del kenpo en nuestro país.
Destacamos por nuestro nexo de unión a Umberto, aunque lo citado en el artículo es opinión del autor
Nos gustaría que comentarais algo sobre esto y si alguien tiene alguna información sobre alguien mencionado en el artículo, lo ponga de manifiesto. Gracias.

 

Todos los jinetes del Apocalipsis

En este capitulo abordaré el análisis de una serie de personajes imprescindibles para coronar este recorrido por la memoria del Kenpo español. Los nueve kenpoístas que protagonizaron los ensayos anteriores comparten, a pesar de sus diferencias personales y técnicas, la peculiaridad de haber encarnado en su obra las premisas básicas que definen todo el entramado conceptual del Kenpo nacional. De alguna manera son las piezas clave de un puzzle que, como hemos visto, no siempre guarda la debida coherencia compositiva. Sus recorridos profesionales, de una gran calidad en su conjunto, guardan momentos memorables, auténticas obras maestras que convierten la disciplina, a pesar de los muchos desatinos posteriores, en un «todo» artístico de gran densidad semántica. Cada uno de ellos con su peculiar lenguaje delimitó un marco teórico y formal que sustenta hasta nuestros días toda una perspectiva en lo referente a la puesta en escena.

Dotaron además al conjunto de unos arquetipos que en su época fueron meramente experimentales y a todas luces, transgresores del contexto precedente, pero que hoy son considerados como clásicos. Gracias a ese nuevo discurso «expresionista» creado por González y desarrollado en mayor o menor medida por el resto de los kenpoístas retratados, el Kenpo es objeto de un revisionismo menos visceral por parte de aquellos que siempre vieron nuestro género como una desaforada adulteración americana -otra más- de profundas y complejas tradiciones místicas orientales. Pero no son los únicos en renovar los espacios expresivos de la disciplina; otros muchos Kenpoístas dejaron constancia de su maestría y destreza y no sería lógico ignorarles ya que sin ellos ese elemento artístico antes citado se vería desprovisto de parte de su escritura poética. Omitiríamos además algunas aportaciones de incalculable valor y, lo que es mas grave, dejaríamos sin explicación algunas de las constantes iconográficas que para muchos son las señas de identidad del Kenpo contemporáneo.

El hecho de dedicarles un capitulo globalizador y no abordar el examen por medio de enfoques más personalizados no se debe a un deseo de limitar su imagen a la de sombras apenas esbozadas, sino al hecho de que mi contacto con ellos fue más esporádico, ciñéndose en muchos casos a acontecimientos deportivos ocasionales como torneos o cursillos.

En esta galería de personajes nos encontramos con algunos nombres que en época de González ya eran celebres y un buen numero que alcanzarían la fama en tiempos mas recientes. Algunos, pese a su mediocridad, tienen su hueco por haber sabido virar la nave de sus intereses según los vientos cambiantes, dejando además testimonio de su paso con un vigor extraño en simples artesanos. Otros nombres se citan porque personificaron actitudes o tendencias en muchos casos aisladas y sin continuidad pero que resultan hoy, con la perspectiva del tiempo, interesantes de resaltar.

Voy a seguir en mi exposición la lista de los 65 cinturones negros que González incluye en su estudio sobre el Kenpo y que debido a su rigurosa naturaleza histórica nos a conducido ya en múltiples ocasiones por los laberintos de nuestra disciplina. El orden de aparición se ceñirá al que González utiliza en su obra, esto es, el número de carnet de cinturón negro con el que figuraban en las actas de la Federación Española de Karate (Departamento de Kenpo) en Abril de 1987. Este extremo, como es de suponer, no determina en ningún caso su importancia con respecto a los demás kenpoístas citados.

 HUMBERTO ARAVENA ARAGONÉS

Para muchos «el gran Aravena» y es que nos encontramos ante una de las figuras más fascinantes del Kenpo en las prostimerías de los 70 y que hubiera podido ser el sucesor de Gutiérrez. Como cité en el texto de Picó, formaba parte del triángulo del Kenpo nacional junto a González y el mismo Picó. Su figura está envuelta en un halo de misterio que le han hecho entrar en la galería de los mitos marciales.

De origen chileno, llega a España en un periodo clave en la historia de su país. Se le ha hecho protagonista de infinidad de aventuras que, como es seguro, están deformadas y exageradas. En muchas se le convierte en un exiliado escapado de la represión pinochetista tras haberse opuesto frontalmente a ella. Nadie conoce su actitud frente a esa cuestión y no es materia que pueda afectar a su labor marcial. Al margen de todo ello, este inigualable luchador formó pareja con Gutiérrez y ya en los estudios sobre Kenpo de este maestro, realizados en los 70 aparece fotografiado en un prehistórico Sakuskiya, ajeno aún a los gloriosos tiempos posteriores.

La leyenda relata otro famoso duelo entre este luchador, Gutiérrez y González por controlar el gimnasio con el resultado que todos conocemos. No hay ninguna prueba de que dicho duelo a tres se produjera, pero el caso es que, tras la subida al poder de Luis, Aravena sigue trabajando en el club hasta que hacia 1983 forma su propia escuela en Málaga (puede que este grupo ya existiera en los 70 como atestigua Gutiérrez en algún artículo de la época). Su depuradísimo estilo de trabajo se sitúa a medio camino entre González y Picó.

Domina la pierna tan bien como el primero y su coordinación, más lenta que la del segundo, es más precisa y potente. Sus posiciones son las mejores que han visto nuestro estilo y su grado de concentración daba miedo. De constitución física fuerte, unía a todas sus virtudes una potencia inusitada. Sus puntos débiles se hallaban en un léxico arcaico a caballo entre los viejos principios del periodo anterior y unos tímidos balbuceos renovadores que no llegaron a cuajar. Es su anquilosamiento, por lo tanto, lo que provoca su decadencia durante los 80.

Su fama de hombre un tanto bohemio hace que todo el mundo le vea como un personaje extravagante y poco fiable. Su escuela de Málaga no da figuras de relieve y algunos de sus alumnos participan sólo esporádicamente en los campeonatos de la década. Su última aparición data de 1988 para después evaporarse junto a toda su escuela sin dejar rastro. Con su desaparición el Kenpo pierde a la única figura marcial equiparable a Luis González.

ÁNGEL ORDÓÑEZ

Kenpoísta de gran relieve en la época de Raúl Gutiérrez y contemporáneo en su formación de González y Picó. Gozaba de una gran pegada, a pesar de su pequeña estatura, y de una pierna rápida y controlada. Llegó incluso a dar clases en el Sakuskiya y tuvo un importante, si bien efímero, peso político.

En su conjunto se le puede considerar un notable técnico que, a pesar de su excelente coordinación y sentido espacial, adolecía de una estética algo desaliñada. En los tiempos de González pasa a un segundo plano en parte por la nueva política del recién llegado pero, sobre todo, por culpa del carácter del mismo Ordóñez. Hombre excesivamente violento, se había ganado muy mala fama en sus clases. Su sistema de enseñanza era agresivo y no dudaba en recurrir a la humillación de sus alumnos, maquillando su actitud de un barniz pedagógico difícilmente justificable. Sus modales rudos y prepotentes, unidos al ambiente clasista del club, provocaron violentos choques con González y otros miembros de su círculo.

El creciente deterioro de su situación le llevó a abandonar el club, no sin antes protagonizar un famoso duelo que le enfrentó a Luis durante una de las clases. El choque, de una gran dureza, terminó con la victoria de Luis que, ante los atónitos ojos de los presentes, estuvo a punto de sacar a Ángel por una ventana (por suerte era un piso bajo). Formó su propio club y creo que hacia 1986 tenía un departamento de Kenpo en la Federación Española de Judo. Aun así, le dio tiempo a que algunos de sus alumnos participaran en los torneos de la Federación Española de Karate. Uno de sus discípulos fue el responsable de la tremenda lesión de Adolfo Luelmo en el torneo de 1986.

Desaparece sin dejar rastro hacia 1989. Como anécdota decir que, al igual que Parker, era mormón lo cual le llevó a granjearse la antipatía de un sector de la apolillada comunidad deportiva que no veía con buenos ojos tanta rareza. Por su club sólo él aparece en la relación de cinturones negros de la FEK.

 

JOSÉ MACÍAS MENACHO

De la misma generación que el anterior y miembro indiscutible de la elite del Kenpo en los 80 aunque ya destacara en los tiempos de Gutiérrez. Cabeza visible de la Contrarreforma que, una vez desaparecido Luis, busca la popularización del Arte por medio de la banalización de los símbolos más representativos del sistema. Por desgracia, no crea un nuevo lenguaje y su presunta transición democrática lleva a un paulatino empobrecimiento conceptual.

Sucesor de González en el cargo de director del Departamento de Kenpo de la FEK, deja la toma de decisiones en manos de una camarilla de alumnos suyos. Éstos emprenden la persecución de los antiguos seguidores de Luis mientras forman a nuevos engendros que, con infinita osadía, se atreven a llamar cinturones negros. «La revuelta de la plebe», como denominó con no demasiado tacto un miembro del círculo González, no es motivo para infravalorar a un maestro que, sin la brillantez de otros pero con recursos estilísticos eficaces, domina perfectamente el entramado conceptual.

Sus Técnicas son muy correctas y sus Formas no desmerecen el conjunto. En combate realiza una labor inteligente y dinámica, si bien de escasa pegada. Quizás es la falta de carácter lo que lastra el conjunto de su obra y, de hecho, el trato personal revela que el hombre y el kenpoísta son en todo momento el pálido reflejo de una misma imagen. Aun así, es una figura a reivindicar ya que ha sido muy maltratado por un sector del Kenpo que lo veía como un maestro mediocre y dominado por sus propios alumnos.

No creo que sea así, de hecho, hay que reconocer que en 1987, cuando accede al puesto político dejado por González, la situación que hereda es catastrófica. Es de destacar que en los últimos años tanto él como su alumno Paraíso han dado prueba de una voluntad de reconciliación con los grupos hostiles a su política por medio de acercamientos diplomáticos que no siempre se han valorado convenientemente.

José Macías es en definitiva un estupendo profesional que, a pesar de su política a menudo tibia e impersonal, ha sabido sortear los escollos de un mar plagado de «maestrillos» mucho menos notables que él y ha contribuido a salvar el barco y por ende a todos los «listos» que le siguen despreciando.

MIGUEL ANGEL VICARÍA CASTILLO

Poco puedo decir de este Kenpoísta, posible discípulo de Picó, al que sólo vi en una ocasión y que me pareció verdaderamente brillante. Las conclusiones que extraje de su trabajo son, como es lógico, muy poco consistentes. Aun así y tras un breve análisis, pude ver la labor de un hombre rápido y muy eficaz en cuanto a la precisión del golpe.

Su pierna, gracias a su gran elasticidad, era alta y muy bien dibujada. En la puesta en escena se adivinaba un gusto por el espectáculo acompañado de una actitud personal demasiado cinematográfica. En su trabajo de técnicas de defensa personal se dejaba entrever una sintaxis un tanto manierista a base de movimientos circulares y con una definición recargada que busca el asombro del espectador. Me gustó mucho una técnica algo más sobria realizada contra cuatro adversarios donde sí advertí una prioridad por las ejecuciones rápidas en detrimento de la potencia de impacto.

El nombre de Vicaría era pronunciado con respeto en el circulo del Sakuskiya a pesar de ser un hombre ajeno a la escuela. Procedente de Andalucía, su carrera tuvo su máximo esplendor en la segunda mitad de los 80. Actualmente desaparecido.

ÓSCAR GONZÁLEZ LÓPEZ

Como ya habrán adivinado, me refiero al hermano de Luis González aunque además se trata de un respetable kenpoísta que, sin sobresalir en ningún sentido, realizaba un trabajo parco pero muy bello. El hecho de ser hermano de una gran figura como Luis no ejerció sobre él ningún tipo de presión y, muy al contrario, era de los pocos miembros del Sakuskiya que se limitaban a pasárselo bien entrenando sin más complicaciones.

De trato afable y mucho más cordial que su hermano, que yo recuerde, no participaba en torneos ni exhibiciones y tampoco dio nunca clases. Técnicamente era bastante lento, pero sus movimientos eran dibujados y precisos. Tenía una pierna correcta aunque no muy alta. En combate era de desarrollos lineales y su pegada no era muy profunda, detalle sorprendente en un hombre de una constitución física bastante grande. Se le puede ver en bastantes imágenes del «Libro del cinturón negro» realizando técnicas y en la portada recibiendo un dolorosísimo golpe de base de palma a genitales por parte de su hermano. Obsérvese la posición de su mano izquierda que perfila una composición lineal en relación con el brazo y el hombro visto en dos planos, angulando la palma para ofrecer el canto, en lo que sería el comienzo de un golpe de cuchillo. Este gesto de elegante sobriedad denota un profundo conocimiento de los principios activos del Kenpo y deja patente las muchas virtudes de este, hoy por hoy, olvidado kenpoísta.

ANTONIO GARCÍA OLIVER

Interesante artista marcial del grupo del Sakuskiya y que se inició en el Kenpo ya en la frontera de los cuarenta años. Aun así, alcanzó un nivel más que encomiable. Era el padre de dos alumnos de una edad similar a la de los Luelmo y que también alcanzaron una notable categoría. Su tesina de cinturón negro fue publicada en la revista Kata números 1 y 4 de 1982 con el titulo: » El Kempo forjador de caracteres» (la «m» de Kempo no es una errata mía), donde abordaba los beneficios de la práctica del Kenpo en el desarrollo físico y psicológico del artista marcial.

Dicho trabajo hoy puede parecernos trasnochado, pero en su momento resultó interesante para una disciplina que aún tenía que encontrarse a sí misma. Las imágenes del artículo son sin duda lo mejor. El mismo autor aparece en la última foto del artículo. En ella advertimos algunos detalles técnicos como su posición o la perfecta verticalidad de su eje que dan testimonio de un estilo depurado y muy elegante. Luchador actualmente desaparecido.

ANTONIO RODRÍGUEZ-VALDÉS PRIETO

Kenpoísta de la factoría Sakuskiya, fue en su momento cabeza de serie al que todos admiraban por su buen hacer y su gran potencia. Gracias a su constitución física grande sus golpes no eran cosa de broma. Destacaba, además, por ser uno de los escasos pegadores del club madrileño, pero esta ventaja se convirtió en un lastre debido a que el sistema de combate daba prioridad al bailarín sobre el pegador. Por ese motivo su carrera competitiva fue mediocre a pesar de que su estilo era merecedor de los mayores elogios.

Era un caso extraño donde coinciden un físico aparentemente incompatible para el Kenpo con un estilo fluído, agresivo, a la vez que bello y rico en matices. Su técnica de pierna era rápida y, aunque no era muy alta, su gran estatura compensaba esa carencia haciendo que sus golpes llegaran con facilidad al rostro de sus adversarios. Su relación con González se mueve en la misma ambivalencia que otros muchos discípulos, mostrando en un principio un apoyo claro al maestro para después abandonar la escuela hacia 1986 por motivos tal vez relacionados con la escisión de Luis de la IKKA. Valdés funda dos grupos uno en Segovia y otro en Madrid, en la Universidad Complutense. Ninguno de ellos tiene continuidad y hacia 1992 lo único que queda de su paso por el Kenpo es un puñado de practicantes que deambulan de un gimnasio a otro y que afirman con orgullo ser alumnos suyos. Con esto se pierde para el Kenpo uno de los luchadores más interesantes de la generación de principios de los 80 y una excelente persona, abierta y cordial que dejó un buen sabor de boca a los que le conocieron.

LUIS LIU FERNÁNDEZ

Este kenpoísta de primer apellido con connotaciones orientales tiene dos peculiaridades que le hacen históricamente interesante. Por un lado es el primer cinturón negro formado íntegramente en la Universidad Autónoma de Madrid y también es el autor de varios artículos sobre artes marciales (alguno de loable calidad). Uno de ellos aparece con el título «El ballet de los golpes» en la revista Muy Interesante, número 10, año 1981 y donde hace un estudio detallado de los beneficios de la práctica marcial así como una interesante aproximación a la matemáticas en relación con la potencia desarrollada en los impactos de puño y pierna. Fue director de prensa del departamento de Kenpo de la FEK. Puesto desde el cual publicó una agresiva nota en Abril de 1983 contra Raúl Gutiérrez en la revista Budoka.

Indudablemente, si Liu era el cañón, González era el artillero. El proyectil dio en el blanco. No se puede decir mucho técnicamente de este kenpoísta que, si bien trabajaba correctamente, a mí me parecía bastante soso. Paradero actual desconocido.

MARÍA DEL PILAR ALBERQUILLA GONZÁLEZ

Otro miembro de la Universidad Autónoma y una excelente kenpoísta que tuvo una importante carrera en el mundo de la enseñanza. Se la puede considerar como ejemplo del Kenpo femenino de su época. En su conjunto la mujer ha sido reiteradamente ignorada por unas actitudes claramente machistas por parte de una serie de maestros que sólo veían en su presencia una curiosidad y a menudo un simple reclamo publicitario para sus escuelas. Este gesto, típico de los maestros del círculo de González, ha relegado al sector femenino a un segundo plano sin detectar las estupendas posibilidades que ofrecían. Prueba de ello la tenemos en los campeonatos de Europa de 1982 y 83. Sumemos el dato de la enorme evolución que ha sufrido el papel social de la mujer en los quince años transcurridos desde los tiempos de González y que algunos parecen ignorar.

Las posturas antediluvianos de muchos profesionales han provocado que magníficas kenpoístas como Alberquilla sean hoy prácticamente desconocidas para el aficionado. En cuanto a la técnica, estamos ante una artista marcial de físico pequeño pero potente y rápida que domina la coordinación y se desplaza controlando el espacio y las direcciones. Su Kenpo tiene mucho carácter y no pasa desapercibida su actitud mental férrea y disciplinada. En persona responde a esa misma imagen y en sus clases lo deja patente. Seguidora de González, se separa de él hacia 1986 y, según se cuenta, ello provocó algún tipo de represalia por parte de éste. Siguió, a pesar de todo, involucrada en la difusión del Kenpo por medio de la enseñanza realizando una gran labor hasta que se le pierde la pista hacia 1990.

ALMUDENA MIRA SÁNCHEZ

Otro caso similar al anterior, en el que hay que resaltar la descarada explotación de la gran belleza de nuestra protagonista. Sus triunfos en torneos nacionales e internacionales (2º puesto en Formas en el campeonato de España 1982, 3ª en combate en el campeonato de Europa Jersey 1982) fueron la excusa para utilizar su imagen, haciéndola aparecer como un caso singular de mujer extremadamente femenina y que a la vez daba unas tortas monstruosas.

Fue precursora de los ensayos de marketing que años más tarde rentabilizaría con gran difusión la popular campeona de Taekwondo, Coral Bistuer. No obstante, la serena y elegante belleza de Almudena no disimulaba sus grandes dotes marciales gracias a una viva inteligencia y a un fuerte carácter que le hacían temible.

No hay que llevarse a engaño, Almudena, junto a la mayor parte de las kenpoístas de su época, era perfectamente equiparable a los mejores especialistas masculinos de su entorno. Para comprobarlo tan solo era necesario limitarse a contemplar, sin prejuicios, su trabajo y así descubrir una técnica armoniosa y potente junto a un desarrollo personal y maduro. Fue la protagonista de un artículo titulado «Trío de Damas»(Dojo, número 48, 1982) donde aparece junto con Ana Torre, practicante de Taekwondo, y Sonia Sánchez, practicante de Karate, y dirigido por el habitual del genero, Adolfo Pérez, y nuestro kenpoísta Luis Liu. El resultado es una entrevista totalmente intranscendente dirigida a un publico en su mayoría de analfabetos funcionales donde se centran en tópicos que incluso entonces ya resultaban arcaicos. De hecho, Almudena dio a lo largo de la entrevista evidentes muestras de incomodidad con las preguntas formuladas. .

Lo mejor de todo son las fotos donde en una simple patada frontal Almudena da una auténtica lección de buen hacer (véase la perfecta posición del pie, su tronco recto bien equilibrado en la guardia de brazos y la proyección de su cadera). Otra foto la incorpora González en su obra en una guardia de mano abierta donde, enfatizando el marco en detrimento del lienzo, se intenta recalcar una belleza que, sin necesidad de reiteraciones gráficas, siempre saltó a la vista. Desaparecida hacia 1987.

PILAR CABELLO CARRO

En la línea de Alberquilla y Mira, una artista marcial de gran calidad que destacó en 1982 por ser la vencedora en Formas del campeonato de España. Este evento marcó una nueva era ya que fue el primero de la época González asistiendo al hecho histórico el mismo Ray Shulte, representante de IKKA para Europa y padrino marcial de Luis. Pilar Cabello demostró lo que todo un carácter como ella podía llegar a realizar en un Tatami. Antonio García Oliver en su tesina de cinturón negro publicada en Kata incorpora en su primera pagina una foto de esta kenpoísta lanzando una altísima patada de gancho al rostro de Margarita Escribá. Esta joya desapareció hacia 1986.

MIGUEL SAN PABLO BLASCO Y FERNANDO MARTÍN MACÍAS

Otro de los muchos tandems que ha dado el Kenpo español. Véase las parejas Camacho-Marcelo o los dos hermanos Luelmo. Sin embargo, estos dos cinturones negros de la UAM, aún siendo buenos kenpoístas, no alcanzan la categoría de los antes citados. Eran técnicamente muy estimables y durante un tiempo gozaron de una cierta popularidad. Ambos, a pesar de tener físicos pequeños y un tanto rellenos, eran rápidos y bastante elásticos. Fernando Martín sobresalía en técnicas de defensa personal y era de los dos el mejor en combate. En el palmarés competitivo de ambos hay alguna buena actuación. Por ejemplo, Miguel ocupó el tercer puesto en Formas en el I Campeonato de Castilla de Kenpo en 1983, Fernando fue también tercero en Técnicas en ese mismo torneo.

Sus contribuciones técnicas o estilísticas al Kenpo son nulas al desaparecer cuando terminan sus estudios universitarios. A pesar de ello, hicieron frecuentes apariciones por el club de Lagasca. Añadamos como sabrosa anécdota que sus imágenes son tal vez las más utilizadas en los últimos quince años para promoción de torneos y cursillos al aparecer sus retratos dibujados en multitud de carteles publicitarios, haciendo Miguel el primer movimiento de la técnica 6 a Fernando. Alguien debería pagarles una fortuna por derechos de imagen desde 1983.

MIGUEL TORRES ÁLVAREZ

Miembro del Sakuskiya y protagonista de algunos sonados triunfos como el primer puesto en Formas en Dousseldorf 1983 y el segundo puesto también en Formas en el campeonato de Castilla de ese mismo año. Estos éxitos avalan por sí solos su calidad. En 1985 se separa de González para dar continuidad a una oscura carrera en otras disciplinas marciales.

MIGUEL COLMENARES PLANAS

Un artista marcial fuera de lo común. Desgraciadamente, no sólo infravalorado desde un punto de vista profesional, sino también por sus actitudes un tanto críticas hacia González. Durante los años 80 su progresión técnica fue meteórica hasta el extremo de que González no dudó en utilizar sus servicios como instructor del Sakuskiya. Ahí empezaron las diferencias entre ambos ya que Colmenares llegó a sentirse explotado.

Luis no solía pagar las clases que sus instructores impartían y se limitaba a no cobrar los entrenamientos que él dirigía. Aparte de este detalle laboral, Colmenares llegó a ser un personaje muy influyente en los entrenamientos de su tiempo, con el mérito añadido de que nuestro protagonista tenía un físico endeble y muy propenso a las lesiones. Su carrera competitiva fue la más floja de los grandes personajes de la época y por ello hay que buscar el motivo de su éxito en su gran inteligencia, su carisma y su inmensa creatividad. Este aspecto es el más notable de su personalidad marcial. Era un precursor que no sólo ideaba constantemente técnicas cada vez más vanguardistas y arriesgadas conceptualmente, sino que su lenguaje rebosaba de un gran sentido plástico.

Fue así un revolucionario que se adelantó en varios años a las tendencias que más adelante se aceptarían cuando éstas llegaron de fuera de nuestras fronteras. Colmenares, como otros muchos artistas, no fue profeta en su tierra. Además, su postura fría y escéptica frente a los que adoraban a Luis le permitió entender las raíces de los graves conflictos que amenazaban a su maestro. No le costó por lo tanto predecir ya en 1985 el desastre final del Sakuskiya, enfrentándose así a la hipnotizada mayoría del gimnasio. A pesar de su postura -para muchos herética-, Colmenares se mantuvo junto a Luis por dos razones aparentemente cínicas pero sinceras: Primero, González era el mejor kenpoísta de Europa, cuestión para él indiscutible y, segundo, el gimnasio estaba cerca de su casa.

Eso no impide que en 1987 se le vea entrenar con Rosales en el recién creado Pekín, ambiente mucho más relajado y más comprometido con la experimentación marcial. Ahí las inquietudes investigadoras de Colmenares eran más valoradas que en el rígido y decadente Sakuskiya de finales de los 80. Desaparece hacia 1989. Su aportación al Kenpo se refleja en multitud de pequeños detalles que muchos consideran hoy en día «made in USA». No obstante, lo único genuinamente americano en este luchador era su enorme pasión por el Rock and Roll.

JAVIER MARTÍN ESCUDERO

Miembro del equipo de Kenpo de la UAM, se distinguió por ser el primer secretario del Departamento de Kenpo de la Federación Española de Karate. En este cargo realizó una fantástica labor administrativa, seria y rigurosa. Como Kenpoísta hay que reconocerle un nivel muy correcto en consonancia con la media de su generación. Desaparecido hacia 1987.

 JUAN ANTONIO APARICIO

Uno de los kenpoístas más duros y potentes de los primeros 80. Hombre fibroso y elástico, tenía además un carácter sacrificado y noble. Honesto y buen compañero, era apreciado en el Sakuskiya, aunque tenía fama de hombre extraño. Su nivel técnico era muy notable, aunque sobresalía sobre todo por su impresionante ritmo de trabajo. Me atrevería a decir que era incluso superior al del propio Rosales. Hacia 1984 formó en Asturias una escuela de gran prestigio. No obstante, como maestro se le consideraba un tanto arcaico en su estilo, debido quizás al aislamiento que suponía ser el único representante de nuestro arte en el Principado.

Ello le llevó a un alejamiento de los graves tumultos del Kenpo en los 90. Aun así, cada vez que venía a Madrid con motivo de exámenes o campeonatos sufría en sus carnes las consecuencias de la política de «memos» de los responsables federativos. Como muestra, reseñar que fue suspendido varias veces en su examen de 2º Dan, aunque su nivel de trabajo era infinitamente superior al de algunos de los miembros del tribunal examinador.

Sin embargo, varios de sus alumnos aprobaron hasta darse la paradoja de que llegaron a tener más graduación que su maestro. Aun así, le siguieron considerando su superior, lo que habla en favor de la nobleza y dignidad de su escuela. Para los amantes del anecdotario kenpoísta, decir que este artista marcial, policía de profesión, ostentaba en su pierna derecha un gigantesco tatuaje en forma de serpiente que a todos nos tenía fascinados. Actualmente continúa en activo.

PEDRO MARTOS VIRGIL

Este maestro de origen andaluz se formó posiblemente con Ángel Picó, heredando la gran sabiduría de su ilustre maestro. En efecto, es un luchador sobresaliente que domina perfectamente las distintas facetas de la disciplina. Tuvo una estupenda actuación en el campeonato de Europa de Dousseldorf en 1983 donde dejó constancia de su gran calidad (2º en Formas y 3º en Técnicas). Aun así, se le valoró en exceso, quizás en parte a causa del padrinazgo al que González le sometió ya a finales de los 80.

Aparece constantemente en el libro de Luis en multitud de técnicas. La foto final donde posa junto al maestro y Pablo Aguado deja entrever un ascendiente en el Sakuskiya del que en realidad carecía. Durante ese periodo la fama de Martos le sitúa en todas las quinielas en la sucesión al trono. Pudo haber algo de verdad en ello ya que Luis, no sólo le impulsó como maestro, sino también desde un punto de vista político en su federación regional.

El peso personal que Martos ejerció sobre Luis es aún hoy una incógnita acrecentada, si cabe, al descubrir en los agradecimientos que González incorpora en su obra una mención que les sitúa a ambos en unos entrenamientos en USA en 1985. Según se desprende de este comentario, Pedro tendría una cierta trascendencia, al menos moral, en la gestación de dicho trabajo. Añadir que en 1986 figura con el extraño cargo de Coordinador General de Territoriales del Departamento de Kenpo de la FEK. En definitiva y a causa de los datos fragmentarios queda la duda del auténtico relieve político de este kenpoísta durante la decadencia de Luis.

Ya en la etapa siguiente Martos adopta una actitud de pequeño rey Taifa y se desvincula completamente de los extraños lazos que pudiera tener con Luis. No sólo potencia al máximo su escuela, sino que, en un acto muy censurado por sus contemporáneos, crea su propio estilo de Kenpo. Para mayor sorpresa consiguió además el respaldo de la Federación Española de Karate. A partir de ese instante nada parece frenar las aspiraciones de este «nuevo rico» del Kenpo español.

Inexplicablemente hacia mediados de los 90 Martos se volatiliza totalmente del mundo marcial dejando a sus alumnos con su tan flamante como inútil estilo de Kenpo y un «palmo de narices» de los que hacen época. Martos pasa a la historia como otro estupendo artista marcial seducido por el reverso tenebroso de la fuerza y que desaparece en el mar de confusión que él mismo crea. En resumen, es un típico señor feudal (taifa en este caso) de la Edad Media de nuestro arte. Como anécdota los crueles comentarios de los vestuarios que jugaban con el nombre de pila de Martos y el del apóstol de Cristo a quien negó al menos tres veces.

FRANCISCO ORTEGA PÉREZ

Que el lector sepa disculpar la terrible ignorancia del que suscribe… Nunca he visto trabajar a Ortega y ni siquiera recordaba su existencia hasta que mis valiosos colaboradores me recalcaron el singular relieve que este luchador había alcanzado últimamente. Parece que su estilo de trabajo había creado una efímera corriente estilística que había ganado adeptos entre profesionales de nuevo cuño y viejas glorias menopausicas aquejadas de crisis de identidad. A pesar del embobamiento general, los maestros más importantes no terminan de tomárselo en serio. No puedo añadir mucho más, sólo que, según la lista de cinturones negros, pertenecería (al igual que Martos y Vicaría) a la escuela vinculada en esa época a Picó. Toda una garantía de calidad.

 JESÚS DUQUE MARTÍNEZ

Para muchos la «bestia negra» por antonomasia del Kenpo hispano y muestra palpable de las cotas de estupidez alcanzadas por el tejido social kenpoísta. No es para menos; este personaje de tan pobres recursos como gran ambición ha llegado a un nivel de influencia sólo posible en un entorno donde los porcentajes de idiotas se miden exponencialmente.

Una vez superado el «shock» que producen las evidencias estadísticas y, tras secarnos las lágrimas (de dolor o hilaridad es indiferente), podemos examinar el fenómeno Duque, desde una óptica más desapasionada. Si nos remontamos a la época de Luis, comprobaremos que la broma de mal gusto fue permitida o tal vez (tiemblen queridos lectores…) fomentada por el maestro. Los motivos de dicho apoyo nos son desconocidos y, si fueran del dominio publico, dudo mucho que alguien los entendiera.

Los caminos de González muy a menudo eran misteriosos y en este caso tal vez sea mejor evitarnos razonamientos infructuosos. Una posibilidad aterradora pero factible ha seducido a algunos en un intento de encontrar los motivos de tan inaudita actitud: González, hombre inteligente como el que más, conocía el ansia de poder de Duque y quiso servirse de dicha debilidad para perpetuar su propio dominio. Buscaba, en definitiva, un hombre de paja. De esta manera Duque sería como la Criatura que se rebela contra un desconcertado y desbordado Doctor Frankenstein (o sea Luis).

Soy reacio a dicha teoría, ni González era tan maquiavélico (aunque lo era), ni Duque tan interesante como dicho monstruo. Lo más probable es que Luis se equivocara con nuestro protagonista. Eso, o habría que cuestionar el sentido del humor a todas luces improcedente del gran maestro. En cualquier caso, la «inocentada» dura ya demasiado tiempo. Es a partir de 1983 que Duque aparece por el Sakuskiya y Luis encarga a varios de sus mejores hombres, los Luelmo, Colmenares, Aguado, Rosales, etc que le pongan al corriente en el programa de Técnicas y Formas. Desde el primer momento queda claro que González da un trato especial al recién llegado. Nadie se lo explica, pero a medida que pasa el tiempo los buenos modales de Duque se tornan atrevidos y prepotentes.

Por arte de magia en 1984 ya es cinturón negro saltándose a la torera años de entrenamiento que a los demás kenpoístas les costó superar. En 1985 tiene escuela propia en Burgos y en 1986 es miembro del tribunal de grados ¡con la misma capacidad decisoria que Luis! y figura con el cargo de Director de la Escuela Nacional de Preparadores(¿?). A partir de ahí se convierte en un intocable que ha protagonizado la vida publica del arte arropándose de unas prerrogativas inimaginables. Pero el asunto, en un forzado giro de tuerca, alcanza tintes surrealistas. Don Jesús, en un arrebato de inspiración Mariana, decide crear su propio estilo -el llamado Do-Kan-, espectáculo cuya calidad sólo encuentra parangón en determinados engendros cinematográficos de la llamada serie Z. Si algo podemos decir en su favor, es que es un hábil político (¡desde luego!) y que de sus clases ha salido un fantástico kenpoísta: Javier Ordoñez.

Jesús Duque es un enigma tan irresoluble como el fenómeno OVNI y haría correr ríos de tinta, si alguien en el Kenpo fuera capaz de coger un bolígrafo sin romper la punta. Nos hallamos, pues, ante un aventurero de pura cepa a quien, a diferencia de otros, no respalda el más mínimo vestigio técnico. Es, por lo tanto, la raíz misma del absurdo, cuya convivencia con el resto de kenpoístas es responsabilidad que recae exclusivamente en esa misma sociedad que lo permite.

 MARGARITA ESCRIBÁ BARCENA

Miembro del Sakuskiya y otra representante de ese tesoro que es el Kenpo femenino de los 70-80. Para mi gusto la más estilizada técnicamente de todas las kenpoístas. Fue campeona de Europa en Formas en la categoría hasta verde y subcampeona de combate también en dicha categoría en Jersey 1982, repitiendo su triunfo en Formas en el campeonato de Europa de Dousseldorf de 1983. Logra también los primeros puestos en Formas y Técnicas en los principales torneos nacionales de la década con fabulosas ejecuciones que hoy se han olvidado o se han querido olvidar. Abandona el gimnasio de la calle Lagasca hacia 1985 pero sigue en activo unos años en el seno de la IKKA. Desaparece hacia finales de los 80 o principios de los 90.

 JOAQUÍN PARAÍSO HERNANDEZ

Alumno de José Macías y un interesante artesano que ha encauzado el estilo hacia fórmulas comerciales. Desgraciadamente, en la mayor parte de los casos su buen oficio no ha cuajado convenientemente. Empieza en el mundo marcial de forma modesta a la sombra de los colosos de los 80. A finales de la década recaen sobre él varios puestos administrativos en el seno de la Federación Madrileña de Karate.

Ya en los 90 ocupa los más altos escaños como responsable del Departamento de Kenpo y recientemente se hace cargo del mismo Departamento en la Federación nacional. Es, por lo tanto, una figura clave de los 90 y gran parte de la represión a la que los seguidores de Luis se vieron sometidos fue llevada a cabo por alumnos suyos bajo su atenta mirada. El resultado es que nunca las brechas entre Federación e IKKA, o en el mismo seno de los federados, han sido más grandes.

Tal estado de cosas ha provocado, no sólo la proliferación de aventureros como Duque o Martos y sus sendos estilos, sino las más impías intrigas palaciegas entre los mismos dirigentes. El Kenpo se ve así sometido a un descuartizamiento entre multitud de corpúsculos enfrentados que amenazan como nunca su supervivencia. Por si fuera poco, este maestro junto a José Macías ha sometido al Kenpo federado a una humillante servidumbre con respecto al Karate, con lo cual éste está presente en todos y cada uno de los actos de la vida pública kenpoísta. Este hecho, aparte de contaminar las raíces de identidad del arte, provoca un mestizaje amorfo y enfermizo. Los exámenes de cinturón negro dan vergüenza ajena y se realizan bajo la estricta observancia de los expertos en Karate introducidos en los ya de por sí penosos tribunales.

De esta manera, un maestro de Karate que no sabe NADA de Kenpo decide la suerte de un aspirante a cinturón negro de Kenpo. Dicha situación a la inversa es obviamente impensable. El mando de Paraíso ha sido en definitiva catastrófico convirtiendo a nuestra disciplina en una especie de absurdo camarote de los hermanos Marx.

Si juzgamos su actividad como maestro, podemos detectar algunas pinceladas interesantes que le convierten en un profesional digno y que apenas tiene puntos en común con el incompetente político. Su estilo, no muy rico pero bien elaborado, tiene una cadencia y un equilibrio compositivo loables. Desgraciadamente no sabe transmitir a sus alumnos los puntos de anclaje básicos para una buena elaboración morfológica.

Su trabajo como maestro es meramente comercial y sus acólitos, salvo excepciones, no se distinguen por su gran nivel. Dicho extremo es comprobable en los diferentes torneos -verdaderos desaguisados organizativos- que he presenciado donde se delataba el bajo nivel de calidad de los sectores cercanos a dicho maestro. Señalar también la actuación de unos árbitros que sólo se hacen bien (y no todos) el nudo de la corbata. Lastima que Joaquín no haya comprendido que los procesos democratizadores no se encauzan por medio de la vulgarización formal sino garantizando a la mayoría el acceso a las altas cotas de la nobleza marcial con el debido aprendizaje. Paraíso es, en definitiva, un hombre superado por sus propias limitaciones y que pasará a la historia más por sus desaciertos políticos que por sus muchas virtudes marciales. Lástima.

 ENRIQUE GONZÁLEZ MARTÍNEZ

Alumno de Duque y continuador de su estilo de trabajo. No hay mucho que reseñar de este kenpoísta burgalés que se hizo famoso en 1987 por ser el primero en presentar ante el público la 5ª Forma larga con motivo de un examen. Su audacia fue muy comentada, ya que los boquiabiertos asistentes aseguraron haber tenido el privilegio de contemplar la peor ejecución marcial imaginable.

Para algunos el aborto resultante merecía el reconocimiento del esfuerzo que suponía destrozar una Forma hasta tal extremo. Desgraciadamente no asistí al espectáculo, pero alguna vez pude ver el trabajo de Enrique y no me pareció tan malo. Quizás no era observado imparcialmente y podía más ante la opinión pública el «pecado» de su genealogía que un examen objetivo de su labor marcial. Creo que tenía virtudes como un buen uso del brazo y un dibujo correctamente definido. Otra figura a la que hay que reivindicar para quitarle su fama de anodino seguidor de Duque y juzgarle con la debida ecuanimidad.

JESÚS OLIVARES LAO

Otro miembro de la fabulosa saga de Picó y para mí una de las escasas figuras del Kenpo español actual. La única objeción que se le puede señalar es la limitada imaginación de su trabajo dentro de las constantes que determinan el Kenpo de su maestro. Aun así, este magnífico luchador nos ofrece en cada una de sus interpretaciones ya sea en Técnicas, Formas o combate una lección de buen hacer, destacando en lo último como un luchador potente y arriesgado, muy bien coordinado y con unas posiciones elásticas a la vez que estables.

Es una lástima que Jesús y los demás buenos kenpoístas que sin duda todavía abundan en nuestra disciplina no tomen las riendas del poder ya que ellos son más apropiados para dicho menester. Según la información que obra en mi poder este profesional sigue en activo.

 JOSÉ Mª GUTIÉRREZ SALCEDO

Maestro procedente de la UAM y perteneciente a la legendaria generación de los 80. De estilo correcto, sin llegar al grado de virtuosismo de otras grandes figuras, deja patente una buena formación técnica. Participa en los principales torneos de su época sin cosechar grandes logros. Su carácter un tanto difícil le granjea entre sus colegas una cierta mala fama que le perseguirá a lo largo de su carrera. Es sin duda un hombre de costumbres pintorescas al que una sociedad demasiado convencional y acartonada condena al ostracismo.

Su historial deportivo a pesar de ello se desarrolla a buen ritmo y en los conflictos con la IKKA decide mantenerse al lado de dicha asociación. No se sabe a ciencia cierta qué pasó, pero en un determinado momento sus deterioradas relaciones con González se complican y desembocan en otro de los legendarios duelos que salpican las páginas de la disciplina. Los que estuvieron presentes (por cierto una multitud) afirman que, si Gutiérrez planteó el choque como desafío, éste desembocó en una pelea marrullera a guantazo limpio.

Todo ocurrió en la UAM durante una exhibición de Kenpo que inauguraba la temporada de entrenamientos 1987-88. Luis y una veintena de alumnos del grupo universitario se disponían a hacer una pequeña demostración ante un considerable público. Entre los asistentes se hallaban los hermanos Luelmo y algunos cinturones negros del Sakuskiya como estrellas invitadas. En mitad de la actuación hizo su aparición José María y retó públicamente al maestro a un combate singular.

Ante las estupefactas miradas de propios y extraños, Luis y él se enzarzaron en una pelea que, si empezó respetando un mínimo código de honor, acabó en un tumulto en el que estuvo a punto de intervenir la policía. La imagen del Kenpo y de Luis González se vieron seriamente empañadas. Yo no estuve presente, pero esa tarde en el gimnasio de Lagasca la noticia corrió como un reguero de pólvora. Luis sufrió mucho con el incidente, justo en un momento en el que todo su imperio parecía desmoronarse a su alrededor. Todos sus alumnos permanecimos a su lado y censuramos la actitud de Gutiérrez.

Hoy sigo reprobándola, pero nunca se supo el motivo real de su delirante desafío. No es seria la explicación que se dio de que se trataba simplemente de un hombre desequilibrado. Demasiada gente andaba a regañadientes con Luis como para suponer que no tenía parte de responsabilidad en sus desvencijadas relaciones sociales.

La labor de Gutiérrez a partir de ese momento se mantiene al margen de las opiniones que la comunidad tiene de él. Cosecha algunos triunfos en varios torneos internacionales e incluso graba algún vídeo que pasa desapercibido. Ya en los 90 consigue ser el máximo representante de la IKKA en España. Su labor en ese cargo ha sido buena, muy superior a la de sus insípidos homólogos de la Federación. Según tengo entendido el campeonato de IKKA de Guadalajara en 1995, que tuvo una nutrida representación internacional, fue un ejemplo de buena labor organizativa. Es, cuando menos, un sarcasmo comprobar cómo muchos de los que le han criticado todos estos años considerándole un maestro insípido y un personaje raro no han dudado en mendigarle la participación en alguno de los torneos IKKA o incluso han entrado en dicha organización humillándose y reconociendo su superioridad técnica y política. Vivir para ver…

Gutiérrez es un correcto kenpoísta que, superando su mala imagen, ha sabido sacar adelante con mano firme a la única organización de Kenpo seria y sólida que, a pesar de sus muchas carencias, ha dado a nuestro arte la mayoría de los escasos instantes interesantes de la última década.

 JUAN JOSÉ BELTRÁN HEREDIA DE VERGARA

Uno de mis personajes favoritos del Sakuskiya. Luchador muy fuerte y bastante rápido, hacía las delicias de aquellos que disfrutaban de los choques entre los escasos colosos del gimnasio. Su estructura técnica no era muy sofisticada, destacando en combate por su enorme estatura. Creaba momentos de pánico entre sus adversarios con ataques lineales que pocos podían detener. Su pierna era muy baja y su puño rápido, certero e implacable. En Técnicas y Formas era hombre de trazos amplios y en él se siente, sin ningún genero de duda, el pulso de la gran expresión estética del Sakuskiya. Fue un miembro importante del equipo, muy respetado y considerado. De trato muy correcto y disciplinado, se le echó en falta tras su desaparición hacia 1987.

JAVIER ORDÓÑEZ ALONSO

Aunque discípulo de Duque, queda muy alejado de su andrajoso concepto marcial. Javier es un gran kenpoísta (quizás de los mejores de los 90) y lo demuestra con su brillante escuela, auténtico punto de referencia en el Kenpo moderno. Su actitud personal es otro cantar y mantiene ambiguas relaciones, o más bien melindrosos coqueteos, con diversas facciones llevando a cabo una política que ni él mismo entiende. Su trabajo es una hábil combinación de artificios técnicos junto a brotes artísticos que le convierten en un gran espectáculo en cualquiera de las vertientes conceptuales. Su estilo es el resultado de una aguda observación de maestros nacionales y extranjeros, si bien como es habitual en el caso de los primeros no reconoce dicha influencia. Su presencia ha sido constante en los más prestigiosos eventos kenpoístas dentro y fuera de nuestras fronteras y es bastante conocido entre los más sesudos círculos profesionales. Su fama se mueve a caballo entre el reconocimiento de un estilo pletórico de méritos y sus buenos contactos personales sin excluir frecuentes revolcones (marciales, claro…) con los más importantes maestros yanquis.

IGOR KHATTY PANIAGUA

El mejor y posiblemente último logro de la, por otra parte, excelente cadena de montaje de Benedicto Rosales. Muy similar a Marcelo, aunque menos instintivo que éste. Su capacidad de fascinar en todos los campos era enorme. Destacó sobre todo en los tiempos en los que los monstruos del Sakuskiya empezaban a declinar y algunos llegaron a ver en él una continuación del esplendor anterior. Desgraciadamente, su labor fue breve y en 1988 sólo era un agradable recuerdo.

Dominaba todos los campos con un físico fibroso y pequeño que combinaba la velocidad, la elasticidad y una coordinación sobresalientes. Rosales y él participaron en algunas exhibiciones de Luis, pulsando las cuerdas del mejor Kenpo jamás visto. De hecho, el combate más hermoso que he contemplado le enfrentó a Jiménez en 1986 en el cual los dos geniales kenpoístas ofrecieron un espectáculo donde se dio cita todo lo que se puede esperar de las Artes Marciales. Igor venció al final por los pelos, tras una prórroga eterna y muy dañado por la potente artillería de su rival. Otra sabrosa anécdota… Algunas fuentes afirmaron que se trató de un duelo de tapadillo por un asunto de «faldas».

JUAN CARLOS DE HELENA PEDRERO

Crepuscular artista marcial del Sakuskiya. Uno de los últimos cinturones negros que surgen de la legendaria fabrica (figura con el nº 59). Siendo también el último kenpoísta de nuestro repaso. Correcto pero endeble, no destacó especialmente en ningún campo. Pasó a la historia por derrotar en combate contra todo pronóstico a Colmenares durante un torneo hacia 1985, gracias a una estrategia muy inteligentemente planteada. Su trabajo deja buen sabor de boca a pesar de que se le consideraba un miembro menor de la escuela. Hoy causaría furor. Desaparecido hacia 1988.

Yolanda Quintanilla Aparicio

15 de septiembre de 1999